martes, 19 de marzo de 2024

Ensayamos el carácter antibacteriano de los aceites esenciales

En entradas anteriores veíamos cómo aislábamos los microorganismos que habían sido extraídos de las plantas. Hoy hemos comenzado los experimentos para comprobar el carácter antimicrobiano de algunos aceites esenciales. Para ello vamos a hacer una técnica un poco laboriosa que consiste en sembrar los microorganismos de modo que crezcan de una manera uniforme, en césped, por toda la superficie de la placa de Petri a la vez que los ponemos en contacto con los aceites esenciales.

Partiremos de cultivos líquidos en los que habrán crecido las bacterias cuya sensibilidad vamos a estudiar. Para ello habríamos tomado de las colonias aisladas en días anteriores una poca muestra de microorganismos con el asa de siembre y las habríamos depositados en los tubos con medio líquido TSB (caldo de soja y tripticaseína), dejando que creciesen. Presumimos que a las 48 habrían alcanzado la fase estacionaria.

Tendremos placas de Petri con el medio de cultivo que habitualmente utilizamos, TSA (agar de soja y tripticaseína), aproximadamente hay unos 20 ml cada placa. Tendremos también preparados tubos de ensayo estériles con 5 ml de agar semisólido; estos los preparamos a partir del medio liquido TSB añadiendo agar-agar al 0,6%; mantendremos el medio líquido poniendo los tubos en un baño a 42ºC, temperatura suficiente para que el medio esté liquido, pero no tan elevada como para matar a los microorganismos. Inocularemos estos tubos con 100 microlitros del medio líquido con las bacterias a ensayar e inmediatamente dejaremos caer el contenido sobre las placas con medio sólido.



Una vez solidificado, colocaremos sobre la superficie, y regularmente espaciados, seis discos de papel de filtro grueso, a los cuáles añadiremos 5 microlitros de cada uno de los aceites esenciales siguientes: romero, tomillo, salvia, lavanda y ajedrea (este último por presentar una elevada capacidad de inhibir el crecimiento de microorganismos, tal y como se demostró en un proyecto previo). Vamos a dejar un disco sin impregnar, de modo que nos sirva como control sin aceite esencial. Una vez realizado este proceso los dejaremos incubar durante 48 horas en una estufa a una temperatura de 28ºC. Los microorganismos deberán crecer por toda la superficie de la placa y en el caso de que las bacterias sean sensibles al aceite esencial apreciaremos un círculo carente de bacterias en torno al disco de papel.

1 comentario:

  1. Muchísimas gracias al Profe y a Mari Ángeles por implicarse tanto en que salga todo muy bien en hacer que nos lo pasemos muy bien aprendiendo y no estando en clase hartándonos de hacer ejercicios, por hacer actividades tan chulas como el Juicio a Plutón.

    ResponderEliminar

Cuantificamos los resultados de los experimentos de inhibición

 En estos días hemos valorado la capacidad de inhibición de los aceites esenciales sobre los microorganismos. Nos planteamos en principio me...